Un poema de Emily Dickinson.
La luna no era más que una barbilla de oro
Hace una o dos noches –
Y ahora ella gira su cara perfecta
Sobre el mundo de abajo –
Su frente es de Rubia más amplia –
Su mejilla – un beryl hewn –
Su ojo hasta el rocío de verano
La probabilidad que he conocido –
Sus labios de ámbar nunca se separan –
Pero que debe ser la sonrisa
Sobre su amiga pudo conferir
Fueron tal su voluntad de plata –
Y que privilegio ser
Pero la estrella más remota –
Por certeza ella se lleva camino
Al lado de la puerta de tu palacio –
Su capó es el firmamento –
El universo – su zapato –
Las estrellas, las baratijas en su haber –
Sus dimidades – de azul.
A la luna
por Carol Ann Duffy
'La luna no era más que una barbilla de oro' aparece en A la luna: una antología de poemas lunareseditado por Carol Ann Duffy.
En su introducción a la antología, Duffy escribe: 'La luna siempre ha sido, y siempre será, la imagen supremamente preciada para los poetas, un espejo para reflejar la imaginación poética; La sonrisa humana del lenguaje contra la oscuridad de la muerte.